lunes, 6 de febrero de 2012

La que se avecina...



Primero fue esa sensación de resaca que te acompaña una Semana entera después de un Domingo de Ramos de privilegio, más tarde vinieron los encuentros donde cantar a esos momentos de gloria efímera y ya tan distantes como si estos hubieran pasado hace lustros. Llegó también el verano y amainaron sentimientos las calimas y bochornos del estío. El otoño después nos empezó a tirar de la manga de la camisa en un tímido aviso "ya mismo Las Navidades y después ya sabes..." Y llegaron, llegaron las ansiadas Navidades, y por el retrovisor del sentido más hondo, y mientras el anís y los roscos maceraban los más tiernos efluvios (y no miro a nadie) mirábamos entre reojos y relámpagos lo que se nos venía encima...

¡Que se acabaron las fatigas y duquelas, primo!

Que se acabó la espera, que hay que airear los trastos que tu Cuadrilla empieza a pespuntear otra filigrana de su historia.

Que ya huele a juncia y romero por las calles del Barrio chiquitito de La del Buen Fin.

Que la costalería se rebela y se revela a la voz de ya, porque ya es ya, y ya es ahora.

Que si deambulas por Amadeo Vives cualquiera de estas noches, un rumor de racheo llega a tus oídos tan vivamente que nunca creerás que tus sentidos te la acaban de jugar.

Porque ya todo huele y sabe distinto.

Que se llama a la tripulación con toque de arrebato, ¡sus castas el último!.

Que se vuelven niños los hombres y los niños se visten de hombre para pasear a Dios y su Madre por el Mundo y sus calles estrechas. Que dentro de cuatro días iguala La Cuesta del Rayo y después... después no quiero ni pensarlo.

Faltan 55 días para el Domingo de Ramos.