domingo, 6 de septiembre de 2009

Algo inolvidable...

Supe de esta historia a través del blog del Abuelo y de otras bitácoras costaleras y granadinas y me cautivó desde el principio por lo que tiene de gesta cofrade y de epopeya costalera.
De la mano de nuestro amigo Luís y firmado por Pepe Ferro aquí les dejo con algo inolvidable...


Todavìa pesa en mi alma, aquella tarde calurosa de un 18 de Junio de aquel año Jubilar, en concreto el año 2000. A dos locos benditos se les puso entre ceja y ceja alcanzar el Jubileo con la Hermandad Escolapia de Granada, esos dos locos fueron Juan García Montero, en aquella época, para mi la más gloriosa de la Hermandad, sin duda, era Hermano Mayor, y el otro loco era el sacerdote escolapio, Padre Enrique Hiniesta, gran historiador Andaluz de Blas Infante, y cómo no cofrade amamantado por la Semana Santa Sevillana. Pues bien, toda una revolución para una Hermandad, estrenar una dolorosa de la gubia de Luis Alvarez Duarte, Maria santísima del Mayor Dolor, y en unos meses llevarla bajo su palio a las plantas de"l ahora casi Santo Juan Pablo II el Grande, todo en el mismo año. Una locura. Pues gracias a las buenas relaciones de la casa escolapia con el Vaticano, se produjo el milagro, peregrinaríamos el 18 de Junio con Ella, para alcanzar el Jubileo, saldríamos en procesión ya en Roma desde la Iglesia cercana al Vaticano de San Juan de los Florentinos, cruzando el mítico Tíber, hasta llegar a la Catedral de San Pedro. La "Madonna", como la llamarían los propios Romanos mas tarde viajó en un cajón de madera bien adecuado por tren, y el resto de enseres, parte de ellos, en avión.

Para un costalero y, en general, para cualquier cofrade, entrar la mañana de ese mes de Junio, y encontrarte un paso palio en una Iglesia de la Ciudad Eterna fue estremecedor..."Pa chillar¡¡¡"...cuando ese palio tomó las calles de Roma a eso de las tres de la tarde, con ese sol que la hacía todavía más guapa si cabe, y sonando los acordes de la marcha ¨la Saeta¨, no sé si el Cielo será algo mejor que eso, pero aquella inexperta cuadrilla de costaleros estuvo cerca de Él. Pronto se agolpó una muchedumbre alrededor del palio que se rendían extasiados a la belleza de un palio con la Madre de Dios bajo el mismo, esta forma tan peculiar de entender a lo Andaluz la religiosidad, como diría el propio Padre Hiniesta, quedó muy dentro de los Romanos. Por la Vía de la Conciliazione avanzaba el palio como un barco, de frente, la gente lo tocaba como algo mágico, y al fondo se divisaba majestuosa la cúpula de San Pedro.


Para nosotros fue algo maravilloso, nos sentíamos privilegiados por poder llevarla a ese lugar tan importante para la cristiandad. La música, el incienso, las bambalinas, la cera, el racheo de la goma que se pegaba al asfalto por el calor, ese cañón de sol que entraba por sus respiraderos, y Ella sobre todo.Asistimos a la misa oficiada por Juan Pablo II el la Plaza de San Pedro, el palio quedó en un lateral de la misma, teniendo la oportunidad dos de los capataces y un costalero de poder subir a besar la mano del Santo Padre. Pudimos disfrutar de su cercanía cuando al terminar la misa con el vehículo que lo trasportaba, hizo una pequeña parada delante del palio, lo cual le obligó a agarrarse fuerte pues casi se cae, pero seguro que en su retina quedaría grabada la belleza de esta guapa imagen escolapia. Atardecía ya y las sombras comenzaban a cubrir esa tarde de emociones, a los sones de Amargura, la Virgen Escolapia abandonaba la Plaza del Vaticano, el palio se recortaba sobre la catedral ya casi en penumbra, volvíamos exultantes de lo que habíamos compartido esa tarde, todavía de vuelta se dieron unas estampas inigualables de ese palio sobre el río Tíber ya anocheciendo. Todos los que estuvimos allí no lo olvidaremos nunca, yo al menos. He vuelto dos veces más a Roma, y parece que todo eso sucedió ayer. Si alguna vez pasáis por Roma, en la Iglesia de San Juan de los Florentinos encontraréis a la Reina de Roma, como se la llama desde entonces, María Santísima del Mayor Dolor, quedo un recuerdo suyo allí.Gracias a esta gesta, la cuadrilla del Palio de la Virgen del Mayor Dolor sigue viva y bien viva, y todos siempre nos agarramos a esta historia para dar continuidad a aquello que una tarde calurosa de Junio , vivimos junto a Juan Pablo II.


Faltan 203 días para el Domingo de Ramos, faltan 6 días para estar en la Gloria...


2 comentarios:

J.Barea dijo...

Como se dice en esta entrada tuvo que ser como estar en el cielo, magnifica experiencia para costaleros y para toda un hermandad.

costalero gruñón dijo...

qué me gusta ver "nuestras" cosas en este blog...aunque dejan de ser "nuestras" para ser de todos ustedes en el momento en que Pope las sube...

Un abrazo desde Granada y, sí, querido J. Barea, fue como estar en el Cielo..