lunes, 3 de septiembre de 2007

Ya está aquí Septiembre

Ayer entró en Tarifa acompañada de sus camperos mi Virgen de La Luz. La señal inequívoca de que el verano toca a su fin. Son estos hitos marcados en nuestro almanaque de la memoria los que conforman el fin y principio de las estaciones. Diga lo que diga Mario Picazo, el invierno se acaba cuando la Virgen del Buen Fín se asoma a la calle el Domingo de Ramos, empieza el Verano cuando la Custodia rachea el paso sobre los adoquines alfombrados, y ayer comenzó el otoño...

La Virgen de la Luz nos trae el otoño envuelto en Levante, y cuando regrese a su ermita aún con la calor de esos ultimos dias de Septiembre el invierno se me antojará cercano. En mi caso el Invierno es la estación que más dura de todas. O quizás la que más larga se me hace. Terminará Septiembre y quedará un largo invierno hasta que empiecen los ensayos en esos días donde los signos de las vísperas se hacen presentes y la zozobra y el vértigo se adueñan de nuestros espíritus hasta que "La Primavera" sale de nuevo a la calle desde la penumbra de Su camarín.



Dentro de unos días La Señora sale a pasearse por su barrio, y nos daremos cuenta respirando el aroma que desprende Su paso de lo que nos queda para volver a estar en la "pomá", con la ilusión de la primera vez arropada en el costal "reliao" bajo el brazo, camino de la primera igualá.

Así pues, en unos días olerá otra vez a primavera mi barrio. Por unas horas, por unos minutos, en el naranjo de la puerta de la parroquia se adivinará el primer azahar al igual que en las noches de Marzo.

El veranillo de San Martín, el del membrillo, NO, aquí no..., aquí tenemos la Primavera del Buen Fín. El solsticio de María. Ese día más largo del año porque Ella es el Sol que lo alumbra cuando sale a vernos a la calle, a devolverle a las vecinas las visitas de todo un año, a mirarnos a los ojos y a dejarse querer pa que estos meses tampoco se le hagan a Ella muy cuesta arriba.



Y será cuando se cierren las puertas y se quede sóla en Su paso. Cuando la gente vuelva a sus casas y en las calles vacías la luna campe a sus anchas, que algunos nos asomaremos a la ventana para sentir en el rostro que la brisa ya es distinta y que el invierno de los anhelos se cierne sobre nosotros. Pero la memoria esbozará una mueca de complicidad con el corazón que respira hondo, al recordar que por frío y largo que venga el invierno La Primavera regresará como cada año entre Rosarios, sobre los pies y con el flautín de Rocío rasgando la tarde.

Faltan 195 días para el Domingo de Ramos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado, como todos, pero este tiene un aroma especial que huele a levante y azahar. Enhorabuena.